
En Girona podemos encontrar preciosos pueblos medievales inmersos en un entorno natural increíble, donde el mar y la montaña se abrazan para conformar un paisaje único. Es el caso de Madremanya, que situada en la comarca del Gironès en el límite con el Baix Empordà, recibe la influencia de los bosques de encinas y alcornoques de les Gavarres y de las poblaciones costeras cercanas.